Thot
La razón del título del último libro de Ferran Iniesta solo puede comprenderse en su auténtica dimensión (la de su autor claro está)....leyendo el libro. Sin embargo, podemos resumir que «Thot» sirve de lazo o vínculo entre un ahora y un pasado pérdido, del cual tan solo nos llega un lejano aroma que muy pocos han tenido la capacidad de oler.
Cuando, como en el caso de muchos, tenía el concepto de que el Hermetismo (de alguna manera mi escuela original) era lo máximo que existía de tradicional en Occidente, su escaso conocimiento y mis reflexiones sobre ello me llevaron -curiosamente- a Jesucristo Nuestro Señor. El camino a ello sería largo de explicar y por ello lo dejo aquí. Pero, en la búsqueda de lo más cercano a la auténtica Tradición de occidente, llegué al RER, luego llegué Ferran (aunque inicialmente llegué al RER por Ferran) y ahora -por ende- llegué a Kémit!!!!
Ferran se atreve mucho con este último libro, pero con argumentos y referencias muy válidas logra llevarnos por la vía de «la tierra negra» hasta Cristo Nuestro Señor.
Pero, lo más importante de todo, es que nos revela la decadencia que representa la «Vía Iniciática» (como la llamaba Guénon), cuando el Hombre perdió su Condición Original, cuando en tiempos antiguos vivía según Dios, no había necesidad de crear escuelas inciáticas para preservar este conocimiento "reservado para pocos". Para pocos porque el Conocimiento de Dios se perdió, el Hombre se alejó de Dios progresivamente y solo unos pocos, aquí y allá, intentaban mantener viva la llama de ese conocimiento. Mediante ceremonias, bajo el velo de las alegorías y los símbolos, los que tuvieran el "entendimiento" lo hallarían.
Guénon afirmaba que en Oriente no se distinguía entre esoterismo y exoterismo, no hacía falta ya que la vivencia diaria abarcaba lo profano y lo sagrado, lo terrenal y lo celestial, el Todo era viva expresión en lo cotidiano, en el trabajo, en la siembra, en la cosecha, en la relación con los demás y con lo Divino.
En occidente, con la prevalencia de la visión dualista, paraiso-infierno, bien y mal, blanco y negro, surgió el fin de esta «experiencia vital», sobrevino la eterna dicotomía, el vaivén entre dos polos. Aún así, la francmasonería nos enseña la manera de superarlo, de estar más allá de ello. El ejemplo lo vemos -aunque no exclusivamente- en el REAyA. Cuando buscamos al hermano siempre le hallamos «entre columnas».
Pero, ¿cuál es la misión de todo buen maestro masón?. Aprender a superar el dualismo, estar más allá de la dualidad, ha de superar esta eterna dicotomía y pasar por arriba (Maat) y más que el equilibrio, hallar la dilución de la dualidad, unica manera de lograr sus nefastos efectos. Es por ello que, en grado de Maestro (en el REAyA) las columnas carecen de sentido.
Aún así -y más allá- en el RER, en mi particular forma de ver las cosas: la mejor forma de vivir esta Tradición en occidente, las columnas ni siquiera existen, no las usamos. Están en el tapiz. La razón es la misma por la cual las paredes no tienen cortinajes ni color alguno porque...no existen. Pero no diré más sobre ello, salvo que, un hermano rectificado siempre se hallará entre la escuadra y el compás (tierra y cielo). Esto se entiende mejor cuando vemos a un candidato haciendo el juramento.
Pero, ¿no parece ello una contradicción?. En absoluto. No se halla entre la escuadra (abajo) y el compás (sobre su Corazón) por mantenerse en esa dicotomía, en el dualismo. Al contrario, se le enseña su lugar en este mundo y que, mediante la vía del RER, logrará superar dicho dualismo ya que, como se entiende en otros grados, el juramento adquiere otra dimensión e implica dejar atrás ciertas condiciones. No podemos ir más allá en éste ámbito por razones obvias.